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Cómo funciona el molino maquilero de cereales.
El proceso de la molienda.
Que
podremos
contarlo
a
partir
de
dos
recorridos,
independientes
pero
complementarios.
El
primero el del agua y el segundo, el del grano.
El agua en la molienda:
El molinero comprobará, en primer lugar, que la balsa se encuentre a plena capacidad para
iniciar la molienda. El agua de la balsa pasará al cubo y de allí, a través del caño, al rodete
alojado en el cárcabo. Ayudado por la gayata, el molinero abrirá el paso del agua, la botana,
dejando discurrir en mayor cantidad al principio, a fin de lograr que la fuerza del agua
imprima movimiento al rodete. Una vez puesto en funcionamiento, el molinero regulará la
cantidad de agua que debe incidir dependiendo del tipo de cereal que se vaya a moler y que
necesitará de una mayor o menor velocidad. Una vez cumplida su misión de alimentar el
rodete, el agua volverá a su cauce.
El grano en la molienda:
El primer paso al que se somete al grano cuando llega al molino es la “limpia”. El grano
deberá ser introducido en la porgadera para librarlo de impurezas. Dependiendo de la
calidad del cereal, este requerirá cierto grado de humedad para su molturación, por lo que se
“rosa”, se le echa agua gota a gota en la misma máquina de la limpia y se deja reposar
durante cuarenta y ocho horas, que será cuando esté listo para moler. Se introduce el grano
en la tolva desde donde se distribuye a las muelas. Lo deposita en la muela “solera” y
merced al movimiento de la “volandera”, se distribuye uniformemente, y mediante
frotamiento, se muele el cereal convirtiéndolo en harina, que el guardapolvos o tambor
direcciona hacia el harinal. Dependiendo de la calidad de la primera harina resultante de la
molturación, el molinero hará uso del aliviador para acercar o separar las muelas. El ruido
delatará al mollinero si las muelas están sin grano, y el olor, que la harina se tuesta y por lo
tanto habrá que separar más las muelas. La harina proveniente de la mollienda contiene
restos de la cáscara del cereal, y por lo tanto no sirve todavía para hacer pan. Antes habrá
que “cernirla” mediante un sistema de cedazos que seleccionaba el resultado de la molienda
en: harina (para el pan), menudillo (se empleaba en las farinetas) y salvao (para los
animales).
¿Qué es?
La cabria.
El cárcabo.
El rodete.
El tambor.
Las muelas.
La
cabría.
Era
una
grúa,
de
madera,
colocada
fija
en
la
sala
de
la
molienda,
acabada
en
una
pieza
de
forja
con
forma
de
media
luna,
que
permitía
elevar
las
muelas
para
voltearlas
y
poderlas
picar,
o
bien
para
cambiarlas,
pues
no
era
raro
que
los
molinos
dispusieran
de
más
muelas,
para
no
interrumpir
el
proceso
de
la
molienda.
Una
vez
apartada
la
tolva,
el
molinero
quitaba
el
guardapolvos
que
cubría
las
piedras.
Y
con
la
cabría
elevaba
y
volteaba
la
muela
“volandera”.
Es
ahora
cuando
el
molinero,
tras
inmovilizarla
con
el
relieve
hacia
arriba,
procedía
al
picado
de
los
“rayones”
que
permitían
refrescar
la
harina,
evitando
que
se
tostase.
La
muela
“solera”,
como
es
evidente,
no
necesitaba
ser
levantada
para su picado.
En
ésta
imagen
puede
verse
la
cabria
de
la
que
cuelgan
dos
brazos
de forja utilizados para sacar las piedras de su alojamiento.
El cárcavo.
Es
una
galería,
por
lo
general
abovedada,
situada
bajo
la
sala
del
molino,
que
albergaba
el
rodete,
el
árbol,
el
dado,
la
botana
y
el
aliviador.
Desde
el
cárcavo
el
agua
volvía
a
su
cauce originario, el río.
Aquí
pueden
verse
dos
cárcabos
de
unos
antiguos
molinos.
Sustituídos
estos,
se
aprovecharon
para
entubar
el
agua
y
dirigirla a unas turbinas.
El rodete.
Es
una
rueda
de
madera
(en
las
últimas
épocas
hubo
rodetes
de
hierro)
formada
por
un
número
variable
de
radios
(llamados
“alabes”),
donde
incidía
el
agua
para
hacerlo
girar.El
rodete
está
montado
sobre
un
eje
vertical,
cuya
parte
más
próxima
se
le
denomina
“árbol”,
de
madera,
en
su
parte
superior
aloja
el
“barrón”,
fabricado
en
hierro,
y
de
altura
variable
dependiendo
de
la
arquitectura
del
molino.
Bajo
el
rodete,
y
unido
al
árbol
como
prolongación
del
mismo,
se
encuentra
otra
pieza,
el
“punto”,
que
se
aloja
en
el
“dado”,
algo
parecido a un cubilete fijado en el suelo del cárcavo, a modo de rodamiento.
Hay
que
reseñar
la
importancia
de
la
alineación
del
barrón
con
el
árbol,
pues
de
su
perpendicularidad
con
respecto
al
rodete
dependerá
la
potencia
del
molino
y
su
deterioro.
Una
mala
alineación
gastaría
rápidamente
el
apoyo
inferior
del
rodete
(punto
y
dado),
dando
lugar
a
holguras,
y
provocando
el
desnivelado
de
las
muelas.
Si
la
superficie
de
contacto
de
las
muelas
no
es
perfectamente
paralela,
pueden
desgastarse
por
rozamiento
entre
sí,
añadiendo
polvo
y
arena
a
la
harina
molturada,
amén
de
su
evidente
mala
calidad
por
su
irregular
molienda.También
bajo
el
rodete
se
encuentra
el
“aliviador”,
que
no
es
sino
un
mecanismo
que
permite
elevar
el
rodete
y
así
acercar
a
juicio
del
molinero
las
muelas
entre
sí,
para
que
la
molienda
sea
más
o
menos
fina,
dependiendo
del
cereal.
Se
manejaba,
al
igual
que
la
gayata
de
la
botana,
desde la sala del molino
El tambor o guardapolvo.
Realizado
en
madera,
cubría
las
muelas,
y
su
misión
era
evitar
que
la
harina
quedase
extendida
alrededor
de
las
muelas,
direccionándola
a
un
único
punto
de salida, que era donde se encontraba el harinal
Vista del tambor o guardapolvo.
Las muelas.
Siempre
dos:
la
inferior,
fija,
llamada
“solera”,
se
encuentra
apoyada
sobre
una
mesa
o
bancada,
generalmente
de
obra,
que
la
sustenta,
y
sobre
la
que
se
nivela
mediante
cuñas
de
madera.
La
muela
superior,
móvil,
denominada
“volandera”,
que
gira
sobre
la
solera
apoyada
en
el
barrón
mediante
una
pieza
de
hierro
denominada
“lavija”.
Al
hueco
existente
en
la
piedra
para
alojar
la
lavija
se
le
denomina
“lavijera”.
En
el
centro
de
la
muela
solera
se
colocaba
la
“embojadura”,
dos
semicírculos
de
madera
que
cumplían
la
doble
misión
de
direccionar
el
barrón
y
evitar
la
caída
del
grano
hacia
el
cárcavo.
Las
muelas
suelen
medir
aproximadamente
130
cm
de
diámetro
y
unos
30
cm
de
grosor.
Existen
en
estos
molinos
dos
tipos
diferenciados
de
muelas.
Las
más
antiguas
fabricadas
en
“piedra
porosa”
del
país,
parecen
piedras
de
conglomerado
y
son
de
una
pieza.
Las
otras,
más
recientes
en
el
tiempo,
son
las
denominadas
“piedras
francesas”
o
de
“La
Ferté”,
por
la
localidad
de
donde
provenían.
Estaban
formadas
por
trozos
de
piedra
de
gran
dureza,
de
muy
similares
características,
unidas
con
un
cemento
especial,
que
les
configuraba
una
mayor
durabilidad.En
muchas
ocasiones
se
reforzaban
además
con
aros
de
hierro,
“cercillos”,
de
manera
similar
a
las
ruedas
de
carro.
Las
muelas
podrían
dividirse
en
tres
partes
diferenciadas,
según
su
misión
dentro
de
la
molienda.
El
“pecho
u
olladura”
es
la
parte
más
próxima
al
“ojo”,
y
se
encarga
de
repartir
el
grano
por
toda
la
muela.
El
“antepecho
o
estricoladero”
se
localiza
entre
el
pecho
y
el
moliente;
aquí
se
parte
y
rompe
el
grano,
separando
la
cubierta
de
su
interior.
Y
el
“moliente”,
que
corresponde
al
exterior
de
la
muela;
aquí
muele
y
hace
que
la
cubierta
(el
salvado)
se
enrolle
en
sí
mismo
y
no
se
convierta
en
polvo.
A
los
dibujos
de
las
muelas se les denominan “rayones”, y requieren ser picados de vez en cuando.